Un aporte CIC

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Arte y Cultura

Junto a Neruda con Rimbaud

“A la aurora, armados de una ardiente paciencia,
entraremos a las espléndidas ciudades”.

martes, 14 de mayo de 2013

Agustín Benelli





Artista visual y poeta, con estudios en la Universidad de Concepción. Ha incursionado como dramaturgo y director de teatro, es además comunicador radial (Productor y conductor del programa Flashback, de radio Universidad de Concepción).

Ay si tú me dijeras

Las ovejas aman
aman a sabiendas
que su oficio está en extinción
a pesar de esa dócil mirada
a pesar de su lana suave y tibia nacida en la urdimbre de soles
Yo admiro ese insólito rebaño
y he procurado amar
como ellas aman
Aunque ésta
mi cornamenta
también es la sombra
del macho cabrío
que la luz
de la lámpara
va dibujando
en las paredes 
¿Acaso no es verdadero
este deseo de amarte
de lamer tus heridas
y despojarte de la soledad?
Quién sabe de tus anhelos y de los míos
Quién sabe de los cabritos
intentando amar a sus madres
que se acicalan lejanas
ensimismadas en el laborioso
horizonte de la metrópoli
Beber de tu leche
beber balaban
los cabritos

Cuáles son las señales de peligro
necio mamífero en alabanza y tributo a la lujuria
ariete enrojecido como un sol en su pulso avasallador
O tan sólo soy una bestia empeñada
en lamer tu cuerpo
y cobijar en mi guarida
en el ubérrimo peñasco
de mis designios
tu pan y tu leche
Tú que vas por los collados
ilusionada y transfigurada
en feroz estrella sobre el monte
Y yo aquí en este corral
me desangro por lamer tu lomo
Ay si tú me dijeras
bestia ven a mí.




Del tiempo lento de los adoquines

Vino a mí tu voz 
acres de trigo 
listos para la siembra
como un manojo de yerba
en el yermo espacio 
Qué es el pan sino espigas
 
en un campo de agua bendita
la voz del bronce 
la trompeta
que anuncia
tu llegada
El tiempo
no es oxígeno
a la deriva 
es el intervalo de cada nota
 
es la música eterna del cosmos
Sale y camina por aquel sendero
 
donde logres dejar tu huella tranquila y sin egoísmo
tú que abandonas las autopistas
 
que descarrilan el alma
 
Recuerda que la piedra
 
es más negra por su canto urbano
más noche que la sombra
de todos los bosques
Deja tu nerviosismo
y toca mis pies
de madrugada
Deja que tu sangre altiva
se amontone en un charco 
Que el ojo vea tu denuncia
o te quedarás muda bajo los viejos tilos de la plaza 
esa ventana tallada por la luz del otoño
que no alcanza a ver
el amarillo ocre
de los trigales 
asoleadas gavetas
de la imaginación 
que no se abrirán en el desván
donde nunca llega el sol
donde no hay mieses
para cosechar
Aunque tú lo sabes
cada generación es un campo un trigal
y reconoces en mis ojos mi dedo en la llaga
porque frenas tu sangre al llegar a mi puerta
Quédate un momento
 
que ya existes en mi mente
tú que hablas la lengua
 
de los soñadores
que articulas la Ñ
 
sumergida en una transparente ola
 
la ola eterna que acompaña a la poesía
en el bravo contorno
 
de mil espejos
 
Qué más doméstico
 
hay en la imaginación 
que un pedazo de pan
que más nostálgico
 
que anhelar el tiempo
 
lento de los adoquines
 
del viejo Concepción
 
del cual ya no queda memoria
a no ser por aquellos árboles
al final de Barros Arana
pequeñas montañas en la urbe
que me ayudan a caminar
ciudad adentro.
























Capas de miedo

En la república de Chile
algunas calles
son como vaho
de capas
de miedo
donde el crepúsculo
no ha dejado
de desangrar
sus uvas rojas 
¿Quién caminará
a la fuente de agua sin límites
lejos de esa canción triste
que inflama la soledad?
Al corazón del paciente oído
de la misericordia
Un abrazo infinito
en estos tiempos
de miseria
de niebla
y acantilado
que hace caer
a la república
en una autopista
larga y vertiginosa
que no podemos ahuyentar
con guijarros.




Perra hermosa

Ensimismada en una vorágine de recuerdos
en el inclemente insomnio de la carne
ella se levanta en busca
de la compañía de las bestias
del condominio vecino
y el Labrador
cual celador de sus días fértiles
la sigue y merodea su vulva
ávido de penetrar hasta el infinito
la carnalidad del unicornio
Perra flagelante
Perra hermosa
hocico rebosante
de cuchillos
locuaz al amanecer
taciturna cuando deja caer
en el césped
la tersa cascabel
y los perros
huelen su música de castañuelas
de pan cocido a fuego lento
Perra hermosa
Perra de la camada silvestre
ella vive en las provincias del sur
en el lomo lleva la marca de todos
los que la han amado por un instante
el brillo de su costado
la guía por valles de sombra
y ríe de sus orgasmos
a la vera del camino
Con entusiasmo traduce
en pequeños símbolos
el significado mestizo
de la escritura monacal de su juventud

Perra hermosa perra citadina
el torso inclinado sobre el corazón
intensifica el suspiro visceral de la esperma
que se agita con el pasar del rayo
y la sinuosa noche acurrucada bajo un árbol
espera el desplome del último aullido.



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