Un aporte CIC

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Arte y Cultura

Junto a Neruda con Rimbaud

“A la aurora, armados de una ardiente paciencia,
entraremos a las espléndidas ciudades”.

lunes, 18 de junio de 2007

TOMÁS HARRIS-LA SERENA/CONCEPCIÓN

El puente sobre el BíoBío

Este es el puente de Brooklyn
sobre el río BíoBío, el de los lagartos
venenosos.
Y este es el barro,
mezcla de agua y de lluvia,
mezcla de tierra y de baba animal,
de tierra y desagues,
de tierra y de sangre,
de tierra y de semen,
de tierra y sudor,
de tierra y residuos de mar:
de esta sustancia lúgubre se dice que fue
hecho el hombre,
recubierto después con lana o sintéticas fibras
el cuerpo,
transformadas más tarde en harapos sin origen,
vueltos negros, vueltos jirones, vueltos polvo.
esta es la luna,
viene desde lima, en el virreynato del Perú,
va hacia Nueva York;
brilló sobre un millón de mendigos en el Perú,
brillará sobre diez millones de mendigos en Nueva York,
brilla sobre miles de mendigos en Concepción de Chile.
Esta es otra década turbia, sólo que con miles o
millones de muertos más.
La vida y la muerte
cosa de números
y de superposiciones.


Zonas de peligro, Cipango, Pp. 28

MAR DE LA DESESPERANZA
(de "Diario de Navegación" -1985)

Entramos en las urbes del Sur
se nos aceleraban los pensamientos al roce del vuelo
de las aves
había ciudades hechas de carne
había ciudades enteras orgánicas latientes
había edificios que respiraban con inhumana lentitud
había edificios zócalos muros cines corredores
que subían y bajaban lentos
en sus sístoles y diástoles enfermos
todo está vivo dijo una voz
había mucha noche
más noches de las jamás previstas y cuerpos
deslizandose en esas noches
que parecían barcos fantasmas deslizandose por esas noches
mujeres (colegialas, vestales, monjas, prostitutas,
púberes e impúberes, todo el catálogo soñado)
oro no había
había música electrónica signos había
peces
advertencias
no toques lo que late porque desaparecerá al punto del tacto
dijo una voz
cada cosa relumbra con el brillo
que sueña tu ojo
y hubo miedo a que no hubiera nada
los escapes de los cines nos servían de refugios miradores
tuvimos que adecuar la mirada imaginar el tacto
entresoñar el coito
amarnos los unos a los otros en el más total de los silencios
queríamos mantenernos en esas visiones
empaparnos destas vestales
no toques lo que late porque desaparecerá al punto del tacto
dijo la voz
pero todo latía casi imperceptible
con pasmosa lentitud
acequias prostíbulos semáforos vitrinas y los cuerpos
todo subía y bajaba despoblado
en sus sístoles y diástoles
baldíos


UNA INDAGACIÓN SOBRE ESTA PERVERTIDA MANERA DE VER LAS COSAS
(de "Diario de Navegación" -1985)

Un tropel de caballo amarillos galopaba el tiempo
Orompello abajo;
nosotros sabíamos que todo nos sería concedido
en sueños;
una hembra destas tierras llamada O se abría como
boca de lobo
bajo el sol de cuarenta voltios
envuelto en celofán rojo;
lo narrado transcurre durante un caluroso amanecer
de verano.
Pero estas ciudades del Sur, sin querer, te
vacían el cerebro:
blancas, como Mikonos,
fantasmas, como pueblo minero de California;
O era puta y triste.
Después de consumado su cuerpo quedó a la deriva del
baldío,
mecida por la resaca del viento,
el Pacífico,
el sol poniente.
El vientre de O era liso y cruel.
Aún después de unas leguas de calles y baldíos refulgía
en nuestros deseos como aparición,
como faro,
como fuego fatuo;
pero no sabemos a ciencia cierta si el tropel de caballos
amarillos
era parte de los pervertidos mecanismos del sueño
o un dato efectivo de lo real.
Nos habían dicho que todo nos sería concedido en sueños:
nos habían dicho: "Vayan y busquen el amor"
y ante nosotros las ciudades eran el teatro del dolor:
pero sabíamos que los
pervertidos mecanismos del sueño
se oponen al dolor


MAR DE LA DISOLUCIÓN
(de "El último viaje" - 1987)

Pero la lluvia era salobre, Almirante,
y duró tantos años
que la ciudad se fue borrando,
los muros desmoronándose,
los braseros de las putas que ardían en Bulnes
poblando la noche como de lámparas vivas
se extinguieron,
y con ellos se extinguió el amor,
ya no había línea del horizonte, puntos cardinales,
nos fuimos quedando sin
deseos.


LOS SENTIDOS DEL RELATO
(de "Cipango" -1992)

Te voy a contar una historia,
te voy a contar una historia, paloma,
aquí en esta solitaria playa de Cipango,
desnudos tu y yo,
aunque sólo sirva para disminuir un instante de tu odio;
a esta historia miserable
la investiremos de gesta,
de gesta individual y podrida,
gestada entre el silencio y el cielorraso,
entre los crujidos de la noche en medio del vacío
y con el deseo como único sol fulgurando al borde
de la muerte;
esta gesta de la nada que te narro
debe ser como una fuente de perlas y rubí,
el blanco y el rojo confundidos
en estas sábanas junto al mar
para derramarnos al siguiente paso
este es mi deseo: así como te he cubierto,
así como me he derramado en tu cuerpo tan joven,
así,
derramarme y cubrir este panorama desolado
que contemplamos
mar y silencio,
rezumantes de jugos corporales,
tú y yo:
Ya se apagaban los ultimos neones como emblemas
de un falso mundo luminoso,
ya se iban los 90,
la peste desbordó por esos mismso parajes:
estas que ves frente a tu cuerpo todavía tembloroso,
pálidas y desmendradas,
a punto de apagarse para siempre al primer soplo
de verdadera pasión
son las últimas ciudades de Sudamérica:
Cipango, Tebas,
Cathay, California,
Argel, Tenochtitlan:
perros son esos que ladran en las esquinas
contra el miedo;
viento, esos murmullos que sobrevuelan los callejones
borrando las señas de la muerte;
tiempo, eso que transcurre sin huella,
empedrando las ganas, esas momias de nuestros pueblos;
estas que ves son las 7 últimas ciudades de Sudamerica
como 7 planetas de barro y silencio
fulgurando sin luz propia
en 7 descampados estancos:
aunque el camuflage sea perfecto,
la ornamentación de la decrepitud y las tablas y la tierra,
esta gesta transcurre en pleno Reino del Poder;
soy el viejo Helicón y no miento,
es peligroso, paloma,
que estemos aquí en esta playa baldía
hablando como hablamos
de la muerte,
del amor,
del silencio;
es peligroso hablar así:
yo no sé nada de poesía,
sólo me sé a tu lado
en esta intemperie,
en los margenes de Cipango,
bañados por la luna cruel.


NOTA BIO-BIBLIOGRÁFICA

Nacido en La Serena en 1956, Tomas Harris suele ser considerado más bien un poeta de Concepción, ciudad en la que siguió estudios universitarios. Considerado por críticos como Grínor Rojo como uno de los mejores poetas chilenos contemporáneos, la poesía de Harris transita por las honduras del desgarro y la nostalgia, retratados en la ciudad como uno de sus tópicos centrales. Entre su producción poética se cuentan Zonas de peligro (1985), Diario de navegación (1986) Cipango (1992) y Crónicas maravillosas (1997). Con este último obtuvo el premio Casa de las Américas, que se sumó a los premios Municipal de Santiago, del Consejo del Libro y la Lectura, y Pablo Neruda. También ha incursionado en la narrativa y en la investigación literaria, siendo uno de los compiladores -junto a Teresa Calderón y Lila Calderón- de la antología Veinticinco años de poesía chilena (1970-1995) (1996).

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