Un aporte CIC

Un aporte CIC
Arte y Cultura

Junto a Neruda con Rimbaud

“A la aurora, armados de una ardiente paciencia,
entraremos a las espléndidas ciudades”.

miércoles, 11 de julio de 2007

PAULINA IBIETA CRUZ-CONCEPCIÓN

POR EL COSTADO ABIERTO

Es de madrugada
tras las persianas
del cuarto recóndito
en la urbe
noche oscura
sima
adentro
amanecía
verduras en un plato
salsas en que untar
-verdes ellas
primorosas
vulvas a punto
de capullo en flor-
-secretaban
el rocío untuoso
que venía a preparar
vellas praderas
el camino
al hogar
del íntimo festín-
alcoholes
cigarros
la Tocata y Fuga
recordaba el
abismo
-un todo barroco
cuando eran sólo
sus ojos
los míos
tocata y fuga
en el galope
de ambos
costados izquierdos-
-¿no los ves
abiertos
cómo sangran?-
-sangran
manos y pies
de un Cristo
olvidado
en el muro-
senda abismal
la brecha de la
certeza
se intuía
en lo profundo
Tocar a las puertas
del cuerpo
y si abres
saber que existes
que estás viva
estoy viva
te beso
¿Estás ahí?

-Aquí estoy
olvidado-

Fueron días
de anhelo
y pedido
en cada gesto
cada palabra
de la historia
que contaba
hasta rasgar la piel
en ciento ochenta y siete
“ese” y “eme” en la diestra
de sadomasoquista
porque tú, imbécil
pusiste el nombre
un barco a vela
en la siniestra
el mar
la luna
ahí estaba
yo
el costado
en yaga y pus
-has de saberlo
ciega de nacimiento-
navegando
en el flujo purpúreo
de mi sangre
buscándolo
a él
habiéndolo encontrado
buscándolo
a gritos
líquidos, tibios
que recorrían la piel
sin llegar
a sus costas
-adentro
la niña
en vendas
afuera él
afuera-
nunca supo descifrar
el mapa
de cicatrices
en mi vientre
mujer malcrecida
pequeña
en paisaje
inmenso
de gente grande
la hembra
la niña
lo amaba
a su manera niña
dibujó un
adiós
en el aire
el cuchillo rojo
de sangre coagulada
los pies descalzos
siguió bosque adentro
capeando el viento
las olas
mareas nocturnas
de manos
solas
húmedas
intranquilas
demasiado tristes

Fueron días
de carne y hueso
plúmbea
la osamenta
rendida la piel
cigarros
alcoholes
las piernas abiertas
en la intemperie
a la intemperie
Magdalena puta
por un puñado de caricias
ilusión de afectos
la menesterosa
vacío el órgano
tus ojos
tu pecho
tantos
en verdad era el
hueco
adentro
en mi costado
donde no pudo
penetrar un dedo
-los muertos
sólo muertos
muerta-
un cadáver
este cuerpo
Lázaro
Lázara
Mi madre rogaba
por mí

-Aquí estoy
lo que quieras
pero no me olvides
cuanto quieras
No me olvides-

Me estremezco
ante el portal
el número de la
Trinidad
en el disco compacto
Bach
hace de este cuartucho
un templo
te pidiera
rezar juntas
por la eternidad
del momento
-todo es pedido
anhelo de lo eterno-
veo la sangre
que mana de
tu herida
en tu rostro
hay algo que se
escapa
tocar la vida
que se escurre
en el tiempo
quisiera asirla
estrecharte
¿recemos?
Un silencio
entre mis dedos
cae
sobre tu mano
leve
cae una hoja
dos hojas marchitas
son mis párpados
cerrados
Silencio


Fue un hombre
un hombre en la tormenta
venido de Oriente
donde nace el sol
el país
donde los muertos
vuelven en alma
a pulular entre los
vivos
pero yo volví
en cuerpo y espíritu
y en alma
y en carne y hueso
-la herida
seguía abierta-
-nunca se cerrara-
una brisa
-Cristo anduvo sobre las aguas-
Lázaro-Lázara resucitaba
un hombre
fue el deseo nuevo
de infinito
tras la ventana
clareaba el día
tras la ventana
-tras la ventana
cerrada-
no fue más que un
reflejo
no palpé carne
no palpé hueso
sólo su mirada
-no basta-
por el vidrio roto
desde el hueco
entrara la brisa
misterio del alba
pero afuera él
afuera
yo tan adentro
limpiando
algunas gotas de sangre
la pequeña
la de siempre
mujer-niña
hembra maldita
desolada
sola
mendiga siempre
triste
perra de la calle
abrí la puerta
volví al camino
torcido
buscando algo
alimento
cariño
esquina tras esquina
en la urbe
adentro y afuera
otra vez perdida
en las calles
el pecho abierto
viva
-estoy viva, ¿sabes?-
purulenta la brecha
buscando
también el Costado
de la certeza
de tu presencia
tu Presencia

Cristo de madera
colgado en una pared
no basta

-Ven-
dice ella
-no me dejes
sin estar un rato
tendida a mi lado-
-recuerdo la galleta
primigenia
años atrás
como decenios y siglos
que hubiesen transcurrido
la manzana
galleta Mc Kay
“más ricas no hay”
“m’ hijita rica”
diría aquél
era ella
y yo serpiente
ofrezco el fruto
entre mis labios
“mi perra me las saca de la boca
prueba tú”
sin embargo eran
Eva y sierpe
ambas a la vez
fui victimaria
víctima
de sus confesiones lesbas
yo también
quise probar-
-Ven-
volvió a acariciar
mi puerta

entreabrí los labios
y abracé los suyos
en saludo fatal
germinal
de aurora
alboreal
-cayó el plato
de verduras y salsas
una copa al suelo
un cigarro
quemó la alfombra
los santos
de un altar no muy lejano
empezaron a humear-
despuntó, tímida
primavera recóndita
en ríos subterráneos
que afloraban ya
untuosos
en tierra fértil
de praderas vellas
salpicadas de botones
a punto
como motas de espuma
que la brisa
llevara a la arena
floreciéndola
florecíamos
ebrias y somnolientas
en delicado oleaje
de manos
que subían la marea
lunas
en espasmos
por la piel
-ella recorría el mapa-
-yo buscaba
las cimas de la loma
sin atreverme
a succionar la fuente
al menos palparla
me deleitaba
tras el encaje
como tras un seto
donde él y ella
adolescentes
por fin se encontraran
desnudos
ella y él-
-ella y ella
ellos
habrán otros
no sé si habrá
otra-
bajé al valle
sin darme cuenta
las olas
iba entre
las olas
ya en la selva espesa
húmeda
tuve miedo
fui otra vez niña
en la cajita
tras la trizadura
estiré el brazo
casi grito
casi lloro
me estremecí
-y algo en
el pecho
en el tuétano
también quedó
para siempre
trizado-
lívida
sentí mis dedos
en arrollo tibio
entre sus piernas
entre sus piernas
adentro
más allá de la pradera
más allá del bosque
y de la selva
en el dintel mismo
de las madres
este goce
-ella gemía
de placer-
de catacumbas
y de cunas
este goce que
nunca
había sido mío
con mujer alguna
baño de las cataratas
al borde del mundo
al borde
de otro mundo
me encontraba
me encuentro
aquí
el miedo
es otra vez
brisa gélida
veo una masa lesba
que me mira
tras la puerta
y aún sin franquear
el dintel
estoy adentro
irrevocablemente
adentro

Afuera
beso sus labios
conocidos
es ella
alrededor un cuarto
en penumbras
copas en el suelo
cigarros
desorden
Despunta el sol
tras las persianas

Hay un Cristo
en el muro
no lo había visto
-quizás sí-
yagas en los pies
las manos
corona de espinas
sobre el rostro
ensangrentado
abierto
el costado
abierto

Fui Lázaro
y Magdalena
soy Tomás
Tomasa

Tomasa
pecadora
por los siglos de los siglos
la Magdalena
Lázara
viva
-otra vez muriendo-
y bajaste de la Cruz
Señor mío
a los infiernos
miraste por la ventana
abierta
estos cuerpos
hijos
Hijo
resucitaste
aquí mismo
abrió
la puerta
pude palpar
su herida
y vi que era
ella
otra vez viviendo
yo
Tomasa
hundo el índice
de la diestra
en el costado izquierdo
del Resucitado

no atraviesa
la madera
¿hasta cuándo?
algún día
saberte cierto
Resucitado
Eterno

que prometiste
vienes y vas
en heridas ajenas
hombres, mujeres
a veces presencia
-¿es Él?-
-quizás sí-
incertidumbre
más clavos
en la propia
cruz

Buscar
y perder sangre
derramar fluidos
florecer
y caer
marchita
en primaveras
e inviernos
innúmeros
hundir el índice
setenta y siete veces
siete veces
la misma pregunta
en los labios
ávidos

Estás aquí
¿puedo quedarme
un rato más
a tu lado
viva?
viva
presencia
y certeza
¿recemos?
estrechar
el momento
segundos
minutos
antes que escurra
por las yagas
-¿no ves los costados
abiertos
cómo sangran?-

-lo que quieras
cuanto quieras-
buscarte
hasta el cemento inexorable
de la humana lápida
No te olvido

MISERERE

No soporto más
mis cicatrices están al rojo vivo
no me alivia la palabra
ni la Palabra
me pierdo en una maraña de ideas
tan sólidas
cuán etéreas al tacto
cuando lo que necesito es palparte
que me abraces, tú
no otra, no otro
Padre, Hijo y Espíritu Santo
en una mirada
un Tú inexorable
que quite de mis manos
esta navaja
que devuelva el quicio
a esta mente disparatada
enagenada de ideas, de palabras
lo que vuela, lo que grazna
lo que engaña mi total ignorancia

¿Dónde está Cristo resucitado?

El que rompa mi claustro
el que haga florecer este páramo
hombre, mujer
que me dé la certeza de lo eterno
en un abrazo

No tengo más fuerzas
sin embargo mi cuerpo resiste
aun cuando insista en golpear
a las puertas de la muerte
en los cotidianos excesos
La muerte se niega
Y me aferro a lo efímero
otros brazos, otras miradas
que van y vienen, sin poder asirlas
del paraíso a los infiernos
en los infiernos las ideas
el paraíso, carne, ojos, presencia
Pero no basta
sólo basta lo eterno
Presencia como certeza
donde las palabras cobren sentido
y en la espera no tiemble
de miedo a no volver a verla
y en el error no tema
en el cotidiano crimen
no tema perderla

¿Cristo resucitado, dónde se encuentra?

CIMA SIMA

Temía aquel encuentro
como se teme ante una batalla
temblaba, rogaba
sufría cataclismos

De pronto hubo una brisa leve
Eran sus ojos en la entrada

Después tristeza
como un jardín de otoño en calma
Caía tenue la hoja
de la rama más alta

Fueron instantes de cielo
en esa mirada
Jesús anduvo sobre las aguas

Cuando acabó todo
y ya la hoja se arrastraba
el antiguo destierro
era otra vez, gusano
carcomiendo mis entrañas

DE PROFUNDIS CLAMAVI TE

El cuerpo corrupto que llevo
toda la sangre derramada
efluvios tibios que corrieran
límites transgredidos
en el vacío y el sin sentido
vislumbré afuera, afuera
el Infinito

Llevo cuatro nombres en el pecho
Marina, Narcisa, Magdalena y María
y otros tres también adentro, adentro
Violeta, Matilde y Paulina
Y desde la tristeza más honda
en cada uno también lo infinito

Entonces un batir de alas rotas
deseo que amanece
y el encantamiento que es árbol de mirada verde
que ya busco el agua vida

Insondable y recóndito
si basural o jardín florido, busco
El rocío que trae el alba
es belleza en podredumbre y lozanía
sol que alumbra agua clara y charco oscuro

Todo lo que soy, mi alma entera
no es a pesar, es a través
Bajas pasiones y tugurios
como naranjos en flor y perros vagos
de todo aquello ha nacido el árbol

Busco el rostro de lo eterno
en el cotidiano perdido y olvidado

Mas porque el miedo no me deja
y la desesperanza nubla tantas veces mis sentidos
humana condición:

¡Desde lo profundo clamo a ti, oh, Misterio Infinito!




NOTA BIO-BIBLIGRAFICA

PAULINA IBIETA CRUZ (Concepción, Junio de 1977).
Obtuvo mención honrosa en el Concurso Nacional Armando Rubio Huidobro, auspiciado por Chilepoesía, la Fundación Neruda y El Mercurio. Su obra ha recibido el auspicio del Consejo Del Libro. Ha sido editada por Mosquito ediciones y la Editorial Cuarto Propio. La herida y Humana condición, respectivamente.

Paulina Ibieta, es una de las voces poéticas jóvenes más destacada de la ciudad de Concepción y de la región del BíoBío.

No hay comentarios:

Archivo del blog